GIRÓN EN EL RECUERDO
Acuérdate de Abril, recuerda, clama el
músico-poeta en un encendido verso de su antológica canción y precisamente por estos días del cuarto mes del año, se impone recordar
un acontecimiento del que se cumple su 48 aniversario: la invasion a Cuba por
fuerzas mercenarias, al servicio del imperio yanqui, por las arenas de la
sureña playa Girón en la actual provincia de Matanzas y que los norteamericanos
denominan la batalla de Bahía de Cochinos y si se viene a ver el nombrecito es
bastante adecuado, porque por allí desembarcaron sus cochinos agentes con la
pretensión de crear una cabeza de playa que permitiera el asentamiento de un
gobierno provisional que inmediatamente pediría ayuda a los marines, expertos
en la ocupación de tierras ajenas, con el propósito de derrotar a la Revolución
cubana. . Como se sabe, el tiro les salió por la culota y en menos de 72 horas
aquellos bizarros mercenarios fueron derrotados, y se frustró el plan
cuidadosamente elaborado por la CIA. El padrecito Kennedy reconoció la
derrota; volaron cabezas en Langley y por primera vez en la historia el
imperialismo norteamericano obtuvo una duro revés en Latinoamérica. Alrededor
de aquel hecho histórico se tejieron miles de anécdotas, pero vale la pena
recordar algo que habla bien alto de la ética y el pundonor de nuestros
milicianos y soldados de las FAR: ni un solo mercenario de los hechos
prisioneros fue golpeado o humillado; a todos se les celebró un juicio justo y
sus heridos fueron atendidos y curados al igual que nuestros combatientes. Esos
miembros de la Brigada 2506 del ejército de la CIA, merecían la máxima condena
por traidores a la Patria y por haber sembrado de luto y dolor a cientos de
familias cubanas. Y sin embargo nuestra revolución, a la que tanto acusan desde
entonces y ahora de ser violatoria de derechos humanos, fue sumamente generosa
canjeando de manera casi simbólica a aquellos mercenarios
¡por compotas para
nuestros niños! ¡Ah!, y durante las sesiones del juicio muchos de aquellos esbirros,
tratando de justificar su presencia en las filas enemigas, esgrimían el
argumento de que ellos vinieron como cocineros de las unidades militares de la
2506, o como capellanes, todo menos soldados que venían a asesinar. Desde
entonces, cada vez que nos recordamos de aquellos sucesos, no podemos dejar de
reírnos
ver a tantos cocineros juntos echando un patín ante la candela de
nuestros hierros los estigmatizó para siempre.
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